2013/05/20

Cuéntame un cuento: una mirada en Alepo

Hace casi 5 años que te cruzaste en mi camino. Habiamos llegado a Alepo con un sol aplanador y nuestro autobús se había parado en doble fila junto a un banco para poder cambiar nuestros euros por libras sirias.


Alepo (Judit Urquijo, 2008)
El motor estaba encendido para permitir que el aire acondicionado refrescara el caldeado interior de la tartana con la que recorrimos la mayor parte de Siria, las cortinillas echadas para impedir que el implacable sol nos azotara más de lo debido. Entonces paraste junto a nosotros, no recuerdo si porque había algún tipo de semáforo o policía regulando el imposible tráfico de la ciudad. Ibas en un autobús de línea y nos observaste con una mirada que a día de hoy me resulta difícil de interpretar, aunque me resulta más cercana al enfado y la rabia que cualquier otra sensación. No viste cómo deslicé suavemente la cortinilla para sacar esta foto y posiblemente tampoco reparaste en mi presencia. De hecho, nuestras miradas ni tan siquiera se cruzaron... Fue un momento breve, una mirada más dentro del viaje, pero cuando tu país comenzo a ser noticia debido a la guerra, volví a verte parado en un atasco bajo el sol de septiembre.

Te ví empuñando un arma, disparando entre las ruinas en las que se ha convertido tu ciudad, exponiéndote como un héroe de película inmune a las balas. Tu día a día transcurría entre mortajas y despedidas a compañeros y amigos con los que creciste y con los que jugaste entre los atestados pasillos del zoco ahora consumido por el fuego y junto a quienes ahora derramas tu sangre, ...

Te ví huyendo a la vecina Turquía con unas escasas pertenencias, apresurado, sin apenas mirar atrás. En el viaje te acompañaron varios cientos de compatriotas. Quizá aún ahora malvives en un campo de refugiados cerca de la frontera, en una nueva ciudad de tiendas de campaña donde abundan los sueños rotos. Vagabundeas durante todo el día, esperas, preguntas a los recién llegados cuál es la situación en Alepo, pero has perdido la esperanza de recuperar tu vida anterior. Casi es un simple recuerdo...

Te ví removiendo escombros tras un bombardeo, buscando a los tuyos, sepultados, pidiendo ayuda, las manos descarnadas, ensangrentadas de retirar cascotes, las lágrimas abriendo regueros en tu cara sucia de polvo... Gritas enrabietado... encuentras una fotografía en las que estáis todos, sonrientes, felices... su visión te paraliza durante unos segundos. Agotado, te sientas aferrando con fuerza esa imagen en papel. Aparecen unos periodistas extranjeros con unos chalecos en los que pone "Press" y te sacan unas fotos. Click, click, click. Al rato, vuelven por donde habían llegado, puede que asqueados por el papel que les ha tocado representar en esta obra macabra, puede que ufanos por el material conseguido... Al día siguiente apareces en algún periódico occidental y al fotógrafo de turno le conceden un premio en la que apareces sentado en un Alepo crepuscular por el que el sol pasa de largo, sosteniendo entre tus manos una fotografía mientras tu mirada se pierde en el infinito...

Te ví muerto, abatido por disparos, ejecutado, torturado por uno u otro bando, bajo lo que un día fue tu hogar hasta que aquel misil encontró un objetivo...Tu cuerpo arrojado a una fosa con más cadáveres, a merced del implacable sol... Tus ojos, carentes de vida, ya no inspiran cuentos a turistas extranjeros...

Por lo que respecta a nosotros, seguiremos observando impasibles cómo os matáis y nos quejaremos porque vuestros muertos interrumpen nuestras comidas apareciendo machaconamente en los informativos. Nos horrorizará vuestro comportamiento cuasi salvaje mientras desde la trastienda de nuestros respectivos países os continuaremos aprovisionando de armas de fuego con las que continuar vuestro particular delirio de sangre y fuego.

Fue hace casi 5 años, bajo el sol de Alepo... una mirada.

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